Agradecimientos


A Álvaro Secilla, por ser el principio y el final de Epicrítica y de todas las –mis- cosas.
A Andrea Sabariego, por ponerme el reto de intentar cambiar algo en ella, por dejarme conseguirlo. Y por todo.
A Julián Peinado, por aportar su luz para que mi trabajo fuera mucho más sublime que mundano, por llevarme a estratos de la sensibilidad artística desconocidos para mí.
A Elizabeth Fernández, porque me entiende, porque me quiere y porque es una crack. ¡Ah! Y por el prólogo.
A Nerea Nieto, porque no hay musa mejor que ella con la que poder expresarme.
A Claudio Rodríguez, que hasta conseguí sacarle una sonrisa poniéndolo delante de la cámara.
A Rafael Ascanio, por inventarse siempre un motivo para distraerme. Por soportar conmigo el duro camino del Diseño.
A Victor Miguel Cabrera, por no decirme jamás que no, por su entrega y por su amabilidad.
A Araceli Giner, por consentirme que al desnude una y otra vez, porque sabe que me encanta…
A Jesús Díaz Bucero, por poner confianza en mí a pesar de ser una desconocida.
A Alfonso del Río, por sacar lo mejor de mí y mucho, mucho más.
A Paco Baños, por insistir e insistir hasta hacerme conseguir una obra digna. Por su carisma.
A Juan José Urbano (Imprenta Madber), por sonreírme cada día, por aguantarme sentada a su lado en una silla días y días.
A Rafael Secilla, por seguir a mi lado a pesar de todo.
A Manolo Escudero, por creer en mí.
A Juan Enrique Alcalá-Zamora, porque siempre habrá un lugar para él en mi obra, para mi calamar.
A Marina (bordadora), por permitirme someterla a semejante reto.
A Isabel (modista), por captar mi idea desde el primer momento y ser capaz de llegar a ese grado de exquisitez.
A Inma (Casa de los Botones), por su ilusión, por su entusiasmo, por sus consejos, por su sabiduría.
A Cristina y María (Yuju Fiestas), por aportar el detalle final que ha hecho a mi obra mucho más especial.
A Dina, por tantas horas a mi lado.
A Teo Martínez, por descubrirnos el uno al otro gracias a esta coyuntura.
A María Blanco, por estar SIEMPRE ahí, por ser mi colchón.
A Vane García, por atender mi llamada de socorro y comportarse como una pedazo de tía.
A María Prieto, Paco Lemos y Diego Guerrero, por ser los tres un encanto, por empatizar conmigo y brindarme todo su apoyo.
A Chechu Guillén, por servir de puente para llegar a María, pero sobre todo por los caramelos… Uno por cada lágrima.
A Miguel Clementson (director de la E. A. Mateo Inurria), no habrá maneras ni tiempo suficiente para agradecerle lo mucho que ha hecho por mi dándome la oportunidad de exponer a pesar de todos los inconvenientes.
A Elena Moreno Barroso, Fran Foche (Jardín Botánico) y Teresa Román (C.C. Poniente Sur), por escucharme en momentos muy difíciles.
A Juani Zamora, por su enorme ilusión y conseguirme la entrevista en la radio.

Pero sobre todo:

A Paqui Suárez (mi madre), por los llantos, por el coche, por las comidas, por las tilas, por los dineros, por los contactos, por las llamadas, por el vestido, por su opinión, ¡por no llevarme al chino! Y por todo, todo, todo, todo, y mucho más.

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